Razones para prohibir una manifestación
Odio, racismo, democracia y derechos
Hace unas semanas, la plataforma "España en Marcha" (integrada por los colectivos Falange, Nudo Patriota, Movimiento Católico, Democracia Nacional y Alianza Nacional) comunicó a la Delegación de Gobierno en Madrid la convocatoria de una concentración el día 8 de marzo con el lema "Protejamos nuestras fronteras. Alto a la invasión". Los convocantes tenían intención de celebrar la concentración en un barrio céntrico de Madrid, Lavapiés, en el que residen muchos migrantes. La Delegación del Gobierno prohibió la concentración, los convocantes recurrieron y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid confirmó la prohibición. La plataforma convocante vuelve a convocar una manifestación en Madrid, el próximo día 29 de marzo, con idéntico lema, aunque ya no en las calles de Lavapiés, sino en una marcha entre la sede del PSOE y la plaza de Moncloa.
¿Fue correcto prohibir esa concentración?
A mí me parece una medida desproporcionada. De lo que se trata es de una "prohibición" del ejercicio del derecho de reunión-manifestación. Por muy nauseabunda que sea la verborrea filofascista de los convocantes, se les está impidiendo ejercer un derecho fundamental. Por principio, me deben convencer las medidas represivas de derechos fundamentales que se acuerden "de forma preventiva". Si no, estamos matando moscas a cañonazos. Seguramente, hay "razones fundadas de alteración del orden público". Pero no sabemos cuáles: la simple invocación de las razones fundadas es demasiado ambigua, indeterminada y, a la postre, subjetiva. Y eso no me gusta, aunque ahora sea políticamente correcto reprimir a los xenófobos y fascistas. El discurso "preventivo" parapetado en conceptos jurídicos indeterminados de seguridad pública de la delegada del Gobierno Cifuentes no sostiene una prohibición del derecho de reunión y manifestación.